El gato negro


Un día se cruzo en mi vida un gato negro, dicen que traen mala suerte pero jamás fui supersticiosa de manera que me acerque a acariciarle. El felino se mostro amigable y me fije mejor en el, vi que tenía los ojos divididos en 3 partes, era curioso, también llevaba algo extraño al cuello. De todas formas se sentó a mi lado a mirar pasar el tiempo y allí se quedo, brindándome su compañía, escuchando lo que tenía que decir y animándome cuando me encontraba mal.
Aunque mi vida iba cayendo en una mala racha tras otra, el siempre estaba allí para secar mis lagrimas. Paso el tiempo y cada vez yo más me debilitaba, esos curiosos ojos me miraban con cierta preocupación y a su vez cierta tristeza la cual intente borrar de mi amigo, yo cada día tenía menos cosas que decir, su cola aunque se tumbase tranquilamente a mi lado no dejaba de moverse de su inquietud.
Un día apareció y le note distinto, el collar de su cuello había desaparecido, era un amuleto extrañamente hermoso, pero el apareció orgulloso, supongo que imagino que aquel podía der la causa de mis males. Pero aun así continué llorando… Quizás las supersticiones sean ciertas y los gatos negros traigan mala suerte, pero creo que los humanos a estos curiosos animales tampoco es que les traigamos lo que se dice buena suerte.
Espero que os haya gustado esta mini historia que he escrito.